photography by Sonia Marpez
La voz en ocasiones se parece al tacto de la paja, algo que se quiebra, que echa a volar y nos esconde dentro cuando las grandes cosas están por ocurrir y los sucesos extraordinarios parecen escritos para otros. Te miro y noto tu insistencia en la fragilidad, cuando tienes ojos y manos de mujer fuerte, de persona que ha sabido por instinto y desde el primero momento donde están sus sueños. Piénsalo, sube el volumen de mis palabras y escucha lo necesario que es tu cuerpo para revelar sombras, para hacernos caer dentro de la luz, nosotros que vamos a ciegas, encontramos el significado y la palabra, el antes del miedo, el temblor y la manta para paliar el frío. Créeme, es valiente lo que haces y más teniendo en cuenta que la mayoría se dejan ir y se conforman, tú no eres ellos y eso te hace brillar frente al vacío de los grandes hombres, te pone frente a la vida porque solo tú sabes encontrar el plano desnudo de una multitud de hojas.
Mientras escribo pienso en tu cuerpo pequeño, en que cada hueso tuyo está anclado a una imagen y es tal vez por eso que tu movimiento es lento, como quien sabe que buscar es escuchar al otro, sin importar si hablamos de piedras o personas. Eres capaz de hacerme escuchar el río, de hacerme leer la historia aún no escrita, de sentir en el cielo de la boca el sabor de las canciones que alguien muy lejos de aquí, estoy segura, está componiendo para nosotras.