alice in the cities

Alicia - emilie simon by Anna liebheart

ilustration by Ester García

Los relojes no sólo marcan el tiempo también afilan distancia y ganas de correr y hacerse tan pequeño  que nadie pueda ya encontrarte para reclamar o señalar tus fallos. Huir para ser no es una opción, en estas fechas Alicia ha empezado a lavar chaquetas de lana y preparar el maletín repleto de informes y caricias. Porque vive dentro y fuera, sabiendo la verdad  de su cuerpo, del otoño y las tazas de los otros, de aquellos que alguna vez poblaron sus huecos, de platos aún sin fregar, aún tibios de tanto amor al vacío y tanto cenicero. Es entonces cuando Alicia se encoge y recupera su infancia, la verdad que sólo saben servirte en tazas de té y relojes de juguete que parecen pronunciar tu nombre. Sus pies parecen moverse sólos como buscando la intensidad de los lugares sin agua,  sus pasos se encaminan al ascensor y es al llegar al sótano cuando surge ante sus ojos algo que siempre quiso recuperar: una madriguera. Es entonces cuando ella sale de nuevo a aquel lugar del que nunca quiso desprenderse. Todos la esperan dispuestos a la  mejor de las aventuras y ella decide dejar de usar tacones, porque ser demasiado alta puede acarrearte demasiados problemas en el país de las maravillas. Todo lo que ocurra a partir de ahora será algo que sólo podremos ver a través de los espejos.

¿Quién es el primero en asomarse?