ilustration by Mara Caffarone
Hay algo de nosotros en las viejas fotografías que nos empeñamos en recortar, en todas esas ausencias y falta de personalidad que siempre tienen otros, que nunca nos alcanzan. Y ese pequeño algo nos crece en forma de flor y nos habita dentro del paladar y las manos, nos mantiene distintos y al borde del peor de los abismos. Nos creemos capaces de sortear estrategias sostenidas por décadas, huimos del capitalismo y sus funciones primarias, no aceptamos plasma ni llevamos deportivas de marca. Todo es de cuarta mano, el reciclaje nos potencia, nuestra casa es la continua ausencia de estilismos, nuestro armario se sustenta a base de prendas y calzado hecho a mano por pequeños diseñadores suecos que viven en bosques donde soñar es alcanzar la realidad, es lograr, es ser posible y capaz por una vez y al fin lejos. Lo que nos rodea nos independiza, nos alza, todos son tan poca cosa al lado de nuestra infinita astucia... Y entonces conocemos a otros, tejemos redes y nos sentimos por una vez comprendidos a pesar de que no es necesario para nosotros la aceptación ni la sonrisa. Y aún así nos gusta cocinar muffins y socializar con las hormigas, trepar a los árboles y firmaríamos cualquier papel por permanecer dentro de la mejor frase de nuestro libro favorito. Somos eternos porque sabemos secretos pequeños. Y aún así pagamos miserablemente las facturas, trabajamos e insultamos el injusto devenir de nuestra existencia. Citamos continuamente a poetas muertos y escuchamos con atención programas piratas transmitidos desde países escandinavos. Somos gente pequeña que debería ser reconocida y abrazada. Somos simplemente estupendos. Y es una pena que cada noche miles de millones de personas apaguen la luz antes de acostarse sin siquiera saber que estamos construyendo puentes para el cambio. No nos queda más que tramar una performance tan impactante que saldríamos en esa tele que no vemos, que no tenemos y que por supuesto nunca nunca aconsejaríamos a nadie encender. Y aún así soñamos con la audiencia. ¡Bendita contradicción la del pequeño ser humano independiente...!
10 comentarios:
Bonito blog y reflexiones!! gracias por tu comentario!!
Me encanta el blog, las fotografias y cómo lo relatas...
Mil gracias por visitarme!
Un beso
Hola Anna!!
Gracias por pasarte por nuestro blog!!
Hace mucha ilusión,más cuando está recién estrenado,y más si lo hace alguien como tu, que no conocía,pero me encantan tus trabajos!! Q pasada!!
Nosotras tb te seguiremos!!
Besos!!
me encantan esas fotos y las reflexiones también.
Todavía no me había dignado a dejarte un mensaje por aquí! pero el otro día cuando comentaste en mi blog eché un ojo al tuyo y me hice fan. Me encanta :)
yo un día conocí a un ser humano de esos, pero me habló raro y cada uno se fue por su lado. supongo que no sabía nada de perros verdes y por eso le costó establecer comunicación conmigo.
pd: quiero una niñagirasol
en mi vida.
hermosas fotografías!! un encanto
Me alegra que te guste el blog :)
Por cierto, genial Ludovico Einaudi
Te sigo!
me gusta lo que escribes... un saludo ;)
Muchas gracias por tus palabras alentadoras ;) tus reflexiones son muy interesantes y yo también te iré leyendo. A ver si me da tiempo a hacerte algo para el concurso. Un saludo!
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