illustration by gabriella Barouch
Hay noches en blanco tan grandes que podrían escribirse historias repletas de silencios y palabras a media voz. Puedo contarte todos los cuentos que siempre quisiste escuchar y que nadie te leyó cuando tenías 7 u 8 años. Puedo saltar alto y compartir fragmentos de estrella para que puedas mirar hacia arriba con ganas de que la música que crees escuchar cuando me observas no se acabe nunca. Mírame bien...no soy de aquí, vengo del norte, de tierras donde la nieve ajusta cada sonido a la mano del otro, donde las huellas son un principio de algo opuesto a la corteza, algo que cambia y demuestra que todo lo que decimos tiene un poso, un sabor que no se olvida. Hay demasiado ruido ahí fuera, allí donde las luces se encienden, los hombres temen ver y aún así inquietos, casi alerta esperan una señal que les devuelva su creencia en el bosque y sus raíces. Pero tú y yo, habitamos la buhardilla y dejamos que el rumor de otras épocas nos hablen, tú me escuchas con los ojos, sabiendo que cada palabra es un trazo que nos devuelve a casa, a ese lugar que solo somos capaces de habitar cuando trepamos y nos quedamos muy quietos, uno junto al otro.
Fíjate bien, nos hemos quedado dormidos y por fin la primavera nos alcanza. Me miras y ambos recordamos algo...algo que nadie sabe...que es solo nuestro...
2 comentarios:
Las buhardillas siempre recuerdan a historias pasadas.
Y la nieve alimenta esos momentos de calidez a pesar del frío; Éste año me he quedado con ganas de nieve en las montañas de mi casa de campo...
(bonita canción también)
me encantan estas ilustraciones!
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