illustration by Vicente Reina Montes
Carta 11
La palabra es un enigma para el hombre, su
forma y su significado se ocultan en las raíces de este árbol bajo el que hoy
te escribo. Me crecen flores al escuchar el silencio de esta región al sur de Suiza
y es que la soledad es el mejor de los espacios, el único en el que no discuto
y desde el que me atrevo a alcanzar lo imposible. Mi imaginación habita en lo
complejo: en la madeja de lana, en la cadena del reloj de mi abuelo, en los
flecos del mantel de lino sobre el que ayer derramé mi copa, si pudieras haber
visto el hermoso color rojizo rompiendo la pureza del blanco, sería sencillo
entonces que entendieras este primer intento por recuperar la fuerza de los
primeros años. Me debato, al igual que todos los creadores, en un inmenso
océano de posibilidades, me deleito con los sonidos dejados por otros, por el
plano de los zapatos y las migas de pan, por encontrar lo que sorprenda a mis
cansados ojos y es que años después de mi décima carta han pasado tantas cosas
querido amigo, tantas revisitaciones del mito, tantas distancias propias y
ajenas que a uno le avergüenza sentirse a veces derrotado por su propios
consejos. Aun así sigo creyendo que la escritura es una necesidad que nace para
quedarse y yo la siento, habitando cada órgano, manifestando su hambre por
acariciar la naturaleza y sus contornos. Pero tal vez me falta encontrar la
posibilidad de rejuvenecer, de saltarme conflictos y guerras. Tengo ganas de no
dejarme ver, de esconderme y que nadie me busque para lograr la puerta de entrada
a la imaginación y sus infinitas posibilidades. Casi creo verla, detrás de uno
de esos muros repletos de hiedra está la entrada que me debo, el camino hacía
uno mismo nunca defrauda aunque hay que ser valiente y estar preparado para que
las heridas se abran, será entonces querido Klaus cuando podré mirarme desde
arriba como quién contempla al fin su mejor poema.
Suyo,
Rainer Maria Rilke
*** Esta carta es un pequeño homenaje a uno de los escritores que me ayudaron a creer en mi necesidad creativa, en mi pasión y ahora gracias al inspirador Vicente Reina Montes he podido tramar una úndecima carta sobre los últimos días de este magnífico escritor del que os aconsejo leerlo todo, deleitaros en sus palabras como quien guarda en el paladar la posibilidad del viaje hacia el mejor de los mundos: el propio.
El autor de las ilustraciones es sin duda alguien a quién no podré olvidar fácilmente, sus trazos y su fuerza a la hora de componer espacios interiores que necesitan nacer hacia fuera, es de lo mejorcito que he descubierto en estos últimos meses. Sumergiros en él... sin dudarlo!! **